La adaptación a los nuevos entornos digitales es irreversible. Porqué hacerlo y cómo hacerlo son las cuestiones a las que damos una respuesta clara y comprensible.
La digitalización de las empresas, negocios, organizaciones, entidades, asociaciones y personas se ha convertido en una asignatura obligatoria. Muchas de ellas ya lo han puesto en marcha; otras ni siquiera valoran esa decisión y algunas siguen pensando que para estar en este mundo 3.0 es suficiente con tener un blog más o menos actualizado, una web con unas fotos y algunos textos y enlaces o tener abiertos perfiles en algunas redes sociales.
¿Por qué no se adaptan?
Son muchas y muy variadas las causas que explican esa falta de interés por evolucionar hacia nuevos espacios y territorios digitales. Podríamos considerar, incluso, la posibilidad de que en cada caso exista una razón o razones diferentes, más o menos justificadas y fundamentadas.
De forma breve, podríamos agrupar estas causas en tres grupos:
- Falta de iniciativa. Hay un escaso interés por parte de quienes deben poner en marcha el proceso.
- Falta de presupuesto. La situación económica de la persona o entidad no permite realizar una inversión en el proceso. No hay capacidad económica suficiente para afrontar un proyecto de digitalización
- Falta de capacitación y/o personal cualificado. En este caso el obstáculo es la ausencia de personas con conocimientos suficientes para poder poner en marcha y mantener el proyecto, o bien la falta de capacitación de la persona o personas que tienen responsabilidades en el proyecto.
¿Qué hacer para afrontar este reto?
A la hora de enfrentar un proyecto de digitalización, de arrancar un proceso de adaptación digital, es importante tener en consideración varias cuestiones o elementos previos:
- Debe existir un verdadero compromiso con el proceso o proyecto. Es necesario la implicación de las personas involucradas en él.
- Tienen que entender y ser conscientes de la importancia del proceso, comprender «de que va» todo esto. Si no comprenden el proceso, de poco va a servir que se involucren en él.
- La capacitación digital que exige este inmersión en el mundo digital requiere un esfuerzo, dedicación en tiempo y trabajo. Y también, una inversión económica, que dependerá de los objetivos que se quieran conseguir.
- No hay que tener miedo a probar y a equivocarse. La prueba y el error forman parte de cualquier proceso de adaptación. Son vías para encontrar respuestas y soluciones a situaciones y contextos diferentes.
La reputación. Otra asignatura pendiente
Este es un asunto peliagudo. La reputación de tu marca, de tu negocio, de tu organización o de ti mismo es tu carta de presentación al resto de la sociedad. Y esa reputación siempre va a existir, lo quieras o no lo quieras, la cuides o no la cuides. Puedes trabajarla para que sea conforma a tus intereses o puedes dejar que sea la propia sociedad, la gente, los clientes, usuarios lo que le den forma y la moldeen según sus criterios. La adaptación al mundo digital conlleva la adaptación, la adecuación de tu imagen, de tu marca, de ti mismo, a lo que queremos que realmente el resto de gente percibe de nosotros.
Beneficios de la Adaptación Digital
Interiorizar que la adaptación a estos nuevos entornos digitales no es algo complementario de tu actividad, sino que constituye la propia esencia de la actividad. Es la que nos permitirá desarrollar, crecer y afianzar esa actividad, esa marca, esa imagen en el mercado o en la sociedad.
Como ventajas más evidentes podemos destacar:
- Beneficia, facilita y mejora la comunicación, con usuarios/clientes. Al final son ellos los grandes beneficiados.
- Abre nuevas oportunidades.
- Genera experiencias nuevas en los usuarios.
- Te sitúa al mismo nivel que tus competidores, colegas, usuarios. Habláis el mismo lenguaje. Se trata de no convertirse en un paria de la sociedad del conocimiento. Incluso, se puede dar el caso que estés conectado a tus amigos, familiares, compartiendo todo tipo de información y datos y no aspires a lo mismo para tu empresa o tu organización: conectar.
- Facilita el trabajo, reduce tiempos y esfuerzos.
Aprender, formarse, adaptarse es ampliar el abanico de oportunidades, abrir vías de comunicación, ampliar las relaciones y crecer. No es un mal premio para esta inversión para esta inversión de tiempo, esfuerzo y recursos económicos.